Salones desocupados, alumnos sin interés en la clase, maestros desanimados. Aquí están los tres elementos que componen la fórmula que corroe y que viene provocando el debilitamiento de una de las más importantes instituciones de la Iglesia: la Escuela Dominical. Para muchos, la experiencia de enseñanza y aprendizaje bíblico está siendo remplazada por una sensación de apatía e inutilidad. El desafío más grande del educador cristiano es recuperar el potencial didáctico de la Escuela Dominical.
En Socorro Soy Maestro de Escuela Dominical, Lécio Dornas nos enseña a hacer del estudio de la Biblia la aventura más facinante. de la vida. Especialista en educación religiosa, él muestra como recuperar el vigor de las clases de domingo con creatividad e inteligencia.