Podemos andar junto a El cuando estamos haciendo lo mismo e ir en la misma dirección que El y a Su misma velocidad. Debemos ser absorbidos con Jesucristo. Debemos honrarlo. “Si alguno me sirviere, mi Padre honrará” (Juan 16:26).
Así que honremos al señor Jesús. No solamente de manera teológica, sino honremoslo en lo personal. De esa manera el Espíritu Santo podrá ser también glorificado en nuestra vidas.