Vidas con destino profético, vidas procesadas
Hay tiempos de crisis que te procesan y te transforman. Saber que tenemos una palabra que forja nuestro futuro nos da propósito. Tenemos destino profético porque Dios habló y Él lo hará. Somos cartas leídas, como dice el apóstol Pablo en las Escrituras.
Cuando nuestra vida es el mensaje, lo que vivimos y cómo transitamos nuestros procesos, más que lo que decimos, se transforma en un mensaje para los que nos ven. Es Dios quien hace en nosotros, y la gente es testigo de eso.
La vida con destino profético se ve en aquellas personas que están dispuestas a atravesar los diferentes procesos sin perder de vista que hay un propósito.
Sin importar cuán duro sea, Dios te llevará hasta el final del camino y verás su gloria. El hará uso de las circunstancias vividas para llevarte al cumplimiento de sus promesas. No quedarás en el camino, sino que llegarás a tu destino. Aunque muchas veces te canses, el Dios que prometió no se cansa, y lo que ha dicho todavía está vigente. Si perseveras hasta el final, lo verás.
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