En este tratado particular, Owen reconoce la existencia de dos principios que combaten por ejercer el dominio sobre el corazón del cristiano. Por un lado, desafía al lector a captar la existencia del principio del pecado que mora en su ser el cual es ilegítimo, tiránico, engañoso y malvado-, siempre presto a ejercer su poder sobre todas las facetas de la vida del creyente y arruinar su alma. Por el otro, hallamos el principio de la gracia, el cual es bendito, victorioso, y vital, el único medio dado por Dios para librarnos de la tiranía ejercida por el enemigo.
Owen enfatiza la necesidad apremiante del corazón en conocer a su gobernante, y para ello describe de una forma sublime la dinámica de ambos principios antagonistas interactuando en el corazón, instando a conocer las pruebas que evidencien la gracia reinando en su vida. Será el conocimiento de estas verdades aplicadas a su vida espiritual lo que le permitirá al creyente florecer en su deseo de vivir una vida santa y conforme a la imagen de su Señor, Jesucristo.