Un clásico de C. S. Lewis que nace de la convicción de que la literatura existe para el deleite del lector y que los libros deben ser juzgados por el tipo de lectura que invitan.
Clive Lewis sostiene que la “buena lectura”, al igual que la acción moral o la experiencia religiosa, implica la entrega a la obra en cuestión y un proceso de entrar de lleno en las opiniones de los demás: “al leer la gran literatura me convierto en mil hombres y sigo siendo yo mismo”. Para su idea de juzgar la literatura es fundamental el compromiso de dejar de lado las expectativas y los valores ajenos a la obra, para acercarse a ella con una mente abierta.
En medio de la compleja maraña de teorías críticas actuales, la sabiduría de C. S. Lewis es valiosamente realista, refrescante y estimulante en las cuestiones que plantea sobre la experiencia de la lectura en este clásico, Un experimento de crítica literaria.