Si hoy este libro está en tus manos, no es porque existan las casualidades sino porque Dios, el Creador y Ordenador de todas las cosas ya lo tenía preparado de antemano en el eterno paréntesis de su tiempo exacto, para que tú lo leas.

Es mi anhelo que cada palabra, cada verso y cada poema enciendan de adoración en espíritu y en verdad tu corazón como un fuego, para que nunca se apague. Porque Dios es Espíritu y así quiere que lo adoren, pero también es Verdad, y ciertamente las Escrituras dan testimonio de Él, ‚y el único Dios vivo y verdadero, al cual debemos amar con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma, con toda nuestra mente y con todas nuestras fuerzas.

Por eso hoy yo te invito: ven y sumérgete conmigo en la corriente celestial de adoración del que habita la eternidad por los siglos de los siglos. Ven y disfruta esta hermosa y transformadora experiencia de ser uno con Cristo, para que el Dios de lo imposible se manifieste, perfeccione y glorifique en la ternura de tus debilidades. En ellas su amor inagotable es la argamasa de altura que unida a la buena voluntad del Padre y a la perseverante entrega de sus hijos, hacen un trino perfecto de sujeción divina, donde dejamos de ser polvo y lumbrera de sus pies, para ser estrellas con luz de salvación y eternidad en su camino.