EN LA ÍNTIMA PRESENCIA DE DIOS HAY UN LUGAR DE SANIDAD PARA NUESTRAS HERIDAS
La mayoría pasamos gran parte de nuestra vida adulta tratando de entender y aceptar nuestro pasado. Todas nuestras oraciones y deseos parecen concentrarse en lo que nuestra vida podría haber sido si “esa circunstancia adversa” no hubiera ocurrido, o si la profunda herida emocional de nuestro corazón sanase de una vez y para siempre.
En un intento por sobrevivir, hemos descubierto infinidad de maneras para silenciar el dolor que nos agobia e ignorar las imágenes y los sentimientos inquietantes que nos acompañan a todas partes. Tratamos de ocultarlos involucrándonos en las actividades, y la mayoría de las veces, intentamos negarlos anestesiándonos con nuevas emociones.
Pero hay un lugar de sosiego en el corazón de Dios donde tus heridas han de curarse con aceite y vino. En la presencia de Dios encontramos sanidad. Comienza hoy tu aventura de sanidad.