Como Iglesia de Jesucristo, no podemos darnos el lujo de seguir avanzando sin reflexionar seriamente sobre las consecuencias de no aprender de las experiencias del pasado, de no cuestionar críticamente el presente, y de no proyectarnos positivamente al futuro. Pero… igracias a Diosl. Él está levantando una nueva generación de hombres y mujeres que están comprometidos a cumplir con los propósitos de Dios y a reaccionar favorablemente a la necesidad de que tanto el ministerio profético como el apostólico le sean restaurados a la Iglesia. Hay una nueva generación que ha sido llamada por Dios en este tiempo para consumar su propósito eterno. Si reflexionamos bien, nos daremos cuenta que es imposible lograr con éxito nuestra tarea de llevar al Cuerpo de Cristo a su posición correcta, a menos que los ministerios proféticos y apostólicos sean nuevamente restaurados a plenitud.