CUANDO NUESTROS ROSTROS SE ALZAN HACIA LA GLORIA DE DIOS NOS ENCONTRAREMOS POSTRADOS EN ADORACIÓN
La adoración postrada siempre comienza como una postura del corazón más que del cuerpo. Una persona está tan desesperada por subir el nivel de la presencia de Cristo en su vida, que se encuentra a sí misma bajando hasta el suelo en un acto de reverente sumisión. El alma está de tal manera cautivada por el Todopoderoso, que inclinarse en una total y completa rendición parece ser la única respuesta apropiada.
El siguiente libro de Matt Redman, luego de “El adorador insaciable”, nos lleva en un viaje apasionante de asombro, reverencia y misterio, nos insta a captar esa “singularidad” de Dios en nuestra adoración.