De aquí se desprenden dos cosas: El predicador necesita recibir instrucción, a fin de saber comunicar con eficacia el mensaje que le ha dado Dios; y debe trabajar para hacer su sermón. Esta última necesidad la expresó bien un profesor de seminario al decir:
“Dios no les da sermones a los predicadores holgazanes”.
Pablo le exhortó a su “hijo” Timoteo:
“Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad”.
-2 Timoteo 2:15
Si quieres ser ese tipo de obrero, esta obra te será de utilidad. Kittim Silva ha puesto un gran interés en la ciencia de preparar y predicar sermones, y le ha dedicado mucho tiempo a esto. Además, ha bebido de las fuentes más ricas al recibir enseñanza de un buen número de los más destacados predicadores y maestros de homilética. Dios ha puesto ese gran interés en su corazón con un propósito, el mismo que le encargó Pablo a Timoteo:
“Lo que has oído de mi ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros”.
-2 Timoteo 2:2
Si Dios te ha llamado a predicar, te recomendamos que aproveches al máximo este recurso que El pone en tus manos, de modo que te forjes como su predicador.
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