La salvación presenta en la Biblia como la “renovación de nuestro entendimiento” por el conocimiento de Dios en Cristo, y el verdadero conocimiento de uno mismo para volver a Cristo y no “conformarse a este siglo” (Romanos 12:2). Tanto los creyentes como los nos creyentes frecuentemente sostienen perspectivas bajas de Dios y en consecuencia, perspectivas ligeras en cuanto al pecado y la Escritura. En vez de percibir a Dios como “El Altísimo”, quieren hacerle sirevo al hombre “altísimo”. Esta visión baja de Dios se refleja en su actitud sobre Dios, sobre las Escrituras y sobre sí mismos.
Las actitudes del corazón definen a nosotros: lo que pensamos, lo que deseamos, y lo que nos motiva. Las actitudes como el temor a Dios, la humildad, el amor y la gratitud son obras de la gracia de Dios que El incorpora en los creyentes mientras reciben de las Escrituras la auto-revelación de la naturaleza y majestad de Dios en Su obra salvadora. Así que, se requiere la gracia de parte de Dios, y también el trabajo de parte de nosotros para creer lo que Dios nos enseña y pensar conforma a Su Palabra, siendo transformados en mente y corazón, para honrarle a el en nuestra forma de pensar y actuar. En esta manera, también podremos discernir las filosofías erróneas de la cosmovisión del mundo.
“En su obra, Actitudes de un Corazón Transformado, Martha Peace reconoce correctamente que la piedad y obediencia a Dios abarcan mucho más que la buena conducta externa. La piedad verdadera fluye de un corazón transformado por el conocimiento de la majestad de Cristo. Nos guía a la verdad bíblica sobre la supremacía de Dios y sobre nuestra tendencia de imponer otros dioses en Su lugar. Estos ídolos son mucho más que el insignificante extraviarse, sino la fuente de todas nuestras actitudes pecaminosas y las malas acciones que siguen.” Elyse Fitzpatrick, autora de Mujeres Aconsejando a Mujeres, y Venciendo el Temor, la Preocupación y la Ansiedad