HAY MUCHOS LÍDERES SOLITARIOS, AGOTADOS POR LAS DEMANDAS DEL MINISTERIO, PERO SOBRE TODO POR LA IMPOSIBILIDAD DE COMPARTIR SUS ALEGRÍAS Y SUS PENAS.
Los líderes necesitan momentos de soledad con Dios, pero también necesitan una comunicación fluida con su familia, sus colaboradores, su congregación, con otros pastores y con sus mentores. Cuando los puentes de comunicación se rompen, surgen el aislamiento, la depresión y los sentimientos de culpa, frustración, desánimo y soledad.
¿Quién cuida al cuidador? Muchas veces nadie.
Cada día cientos de líderes abandonan el ministerio, son expulsados de sus denominaciones o quedan rotos por el peso de su soledad.
La soledad del liderazgo aborda este difícil tema con sencillez y sin prejuicios. Ofrece una guía práctica que muestra a personajes bíblicos que tuvieron estos mismos retos y cómo los superaron.