Hijo, que cuando te vean, reconozcan a mi hijo Jesús en vos. Hay un evangelio confesional que nos invade, un evangelio que se sirve de Dios, que pone a Dios a nuestro servicio en vez de ponernos a nosotros al servicio de Dios. Una estructura falaz, engañosa, anti-escritural, con una fisonomía empresarial y una búsqueda de realización personal muy lejos de interpretar la persona de Cristo, como la cabeza de la Iglesia. Una semilla que jamás puede dar fruto, debido a que una media verdad es una verdadera mentira.
Este libro existe porque Dios no abandonó su esperanza de poder lograr su propósito en sus hijos y porque hay hijos, de esta generación, dispuestos a pagar el precio de devolverle la fisonomía de Cristo a la Iglesia, de comenzar definitivamente un proceso de retorno a Dios y su infinita Palabra. Es esta la generación que se va a sacudir de la estructura religiosa, es la que va a levantar la voz diciendo ”Dios no es un impostor”, el Evangelio de Cristo es real, glorioso y posible de vivir. Es esta la generación que le va a devolver la Iglesia a Dios, esencialmente porque la Iglesia no tiene la libertad de redefinirse, solo tiene que ir a Dios, debido a que la Iglesia es de Él y porque sabe que el tesoro es Cristo y que lo que satisface, no son los regalos de Dios, sino la gloria de su santo Nombre. El único motivo por el cual se elige ser un invisible, es para que toda la gloria sea para Dios.