“Como no nos ayude Dios, estamos perdidos”, gritó el capitán Morris en medio de la tempestad. Hudson Taylor sabía que el experto marino estaba en lo cierto. La tormenta no sólo amenazaba con hundir el Dumfries, sino también su esperanza de divisar la costa de China, el país al cual Dios le había llamado.
Hudson sobrevivió los peligros de la primavera travesía a su querida China. Decidido a obedecer a Dios, y confiando en la provisión de aquel que le había llamado, superó las persecuciones y se sobrepuso a las circunstancias personales más dolorosas. Todo con el fin de llavar la verdad de Dios a los “campos listos para la cosecha” de China.
Hoy, el testimonio de Hudson Taylor continúa desafiando e inspirando a cristianos jóvenes y maduros a proclamar el mensaje del Evangelio – a pesar de las pruebas o dificultades – a los que carcen de esperanza y van a la deriva.