Desde su publicación hace algo más de una década, este libro se ha convertido en uno de los mejores referentes teológicos en cuanto al tema de las misiones, tanto para pastores, misioneros y estudiantes de seminario como para todos los creyentes en general. Piper vuelve a defender bíblica y teológicamente la Supremacía de Dios sobre todas las cosas, y nos presenta una edición revisada y más extensa.
Usando textos del Antiguo y del Nuevo Testamento, Piper demuestra que la adoración es el fin último de la Iglesia, y que una adoración correcta nos lleva a la acción misionera. Según él, la oración es el combustible de la obra misionera porque se centra en una relación con Dios y no tanto en las necesidades del mundo. También habla del sufrimiento que muchas veces se experimenta en el mundo de las misiones, añadiendo que se trata de un sufrimiento que merece la pena. No se olvida de tratar el debate sobre si Jesús es el único camino a la salvación, y se adentra en la enorme empresa misionera para describir la tarea que tenemos por delante y los medios de los que disponemos para llevar el Evangelio a «todas las naciones».