Fue Spurgeon, el «príncipe de los predicadores», quien dijo que las anécdotas son las ventanas de un sermón. Y no le faltaba razón; las anécdotas e ilustraciones hacen en un discurso la misma función que las aberturas en un edificio: ayudan a introducir la luz de un argumento, incluso en las verdades más sencillas, aquellas para las cuales las ideas abstractas resultan pesadas e incomprensibles. Y es que una ilustración de la vida real adecuada al tema, contada con suficiente gracia y en el momento oportuno, no tan sólo hace más comprensible aquellas verdades espirituales difíciles de comunicar, sino que además sirve para recuperar la atención del auditorio.
Con todo, hay que decir que Spurgeon no fue, ni mucho menos, el primero en descubrir esta realidad…. Jesús, el Gran Maestro, el Autor del Mensaje, nos dio ejemplo sobre la utilidad y la importancia de las ilustraciones, empleándolas casi constantemente. Si, realmente, las anécdotas son importantísimas en un discurso.
Hay, sin embargo, un problema; a saber, encontrar la anécdota o ilustración apropiada que permita ilustrar el tema y la verdad espiritual que deseamos explicar, lo cual no es tarea fácil.
Por ello, el Dr. Samuel Vila dedicó buena parte de su vida de predicador a resolver este problema. Así, recopiló miles de anécdotas y las clasificó temáticamente para el uso de las futuras generaciones de predicadores. Y los dos tomos de la Enciclopedia de Anécdotas e Ilustraciones son el resultado de este gigantesco trabajo.
Cada uno agrupa más de 3.000 anécdotas, clasificadas cuidadosamente por temas y subtemas; de tal forma que, en un tiempo brevísimo, el predicador puede encontrar la anécdota más adecuada al concepto que desea aclarar.
Sin duda, éste es uno de los auxiliares más valiosos para todo aquel que ejerce el ministerio de la predicación y de la enseñanza.