Es importante para usted. Es importante para otros. Pero sobre todo, es importante para Dios.
Setenta veces siete… Perdónense los unos a los otros… Vuelva la otra mejilla…
Perdone como el Señor lo perdonó. Podemos echar fuera estas frases de nuestra mente como si fueran viejos clichés, o darlas como aspirina a otros que están luchando con quejas legitimas contra otras personas. Pero el perdón no es un concepto superficial. Dios lo toma en serio. Tan en serio que El no nos ha dado una opción en cuanto al perdón. La obediencia a su Palabra es esencial.
¿Por qué? Principalmente para nuestro propio bien. No puede haber intimidad con Dios y amor hacia otros en un corazón donde moran la amargura y la falta de perdón. Pero donde hay perdón, hay libertad, poder espiritual, salud emocional y dulce compañerism0.
Donde hay perdón, hay un corazón que Dios ha tocado y una vida que El puede bendecir.