Salido de la pluma del fundador de la Alianza Cristiana y Misionera, este libro es una de las obras más conocidas, más leídas y apreciadas sobre la doctrina del Espíritu Santo y de los dones espirituales.

Describe, paso a paso, lo que la Biblia dice y enseña sobre el Espíritu Santo -en cada uno de los sesenta y seis libros que la forman-, sacando del estudio de cada una de las citas biblicas las correspondientes conclusiones doctrinales para que el estudiante aprenda a descubrir al Espiritu Santo, tanto en los tipos, símbolos y profecías del A. T., como en las promesas, narraciones y revelaciones del Nuevo.

Su estilo es más devocional que escolástico, y su método es mucho más expositivo que exegético: no entra en el análisis lingüístico ni se expansiona con citas de otros autores. Pero lo acertado de su análisis doctrinal y el impacto de su profundidad espiritual son insuperables.

Así, su postura con respecto al bautismo, la plenitud del Espiritu Santo y la sanidad divina es la tradicional de la Alianza Cristiana y Misionera, y sus puntos de vista, que cabe definir como moderados, se reflejan en pasajes como el que transcribimos a continuación:

«Lo que necesitamos hoy en dia es el bautismo del Espiritu Santo y cuando la Iglesia lo reciba, se producirá la unión; y no necesitaremos de plataformas y convocaciones para reunir el cuerpo de Cristo. Se unirán huesos con huesos, miembros con miembros y corazón con corazón… Es el poder de los dones sobrenaturales y de la sanidad divina. Bastó el poder del Espíritu Santo para que en el nombre de Jesús sanara el paralitico que estaba sentado ante la puerta del templo y hasta para levantar a la niña muerta por la cual oró Pedro. En todas las crisis del ministerio apostólico vemos la manifestación especial del poder sobrenatural… No tengamos miedo de solicitar la manifestación de su poder tanto en nuestro bien fisico, como en nuestras necesidades espirituales».

La obra de Simpson es un «clásico» de la literatura cristiana. Quizás sea por ello que Stephen Merrit, el prólogo, afirma con vehemencia: «Este es el libro del siglo… No puedo por menos que pensar que ha sido el propio Espíritu Santo quién lo ha elegido para que lo escribiera y lo diera a conocer a la Iglesia ávida y al mundo».