Ese cable que conduce electricidad no tiene sentimientos, no le pregunta qué puesto usted tiene, ni que obras ha hecho, tampoco le pregunta por raza o color, ¡Es que no tiene sentimientos!, quien sea que lo toque lo electrocutará, las consecuencias son catastróficas; resolvamos y unámonos, para juntos vivir en el poder de la legalidad eterna y así evitar maldiciones y cárceles espirituales.
Muchos desgastes y frustraciones que vivimos, están ligadas a la ignorancia de la santa operatividad de estas leyes eternas y por la ignorancia, las consecuencias fueron nefastas; quiero en este libro que todos cambiemos radicalmente; llegó la hora de entender que hay asuntos verdaderos con los que no se puede jugar. Practicar la ilegalidad es asegurar un mundo doloroso y que muchas veces no es sólo las consecuencias personales sino generacionales de maldición, pero aún más de perdición perpetúa en el mundo eterno.
La meta de este libro es que la ruina no le alcance y aún después de su partida de este mundo, su generación sea bendita en esta tierra. Satán nunca pudo hacer que Jesús practicara ni por un segundo la ilegalidad. ¡Imitemos a nuestro bendito Salvador y vivamos en el poder de la legalidad eterna!