Si un ama de casa sueña con su hogar, si un hombre de negocios sueña con un trabajo, si una novia con su boda, y si Martin Luther King con un día cuando los hijos de todas las razas jueguen juntos en paz, seguro Dios también sueña con el día cuando sus hijos trabajen juntos en unidad.
Dios sueña con una iglesia.
Él compartió su sueño cuando en Juan 17 dijo, Yo ruego por ellos… para que sean uno…
En cinco ocasiones dio expresión a su sueño, esperaba, tal vez, que el énfasis lo convirtiera en realidad.
A menudo, percibimos que la voluntad del hombre es débil, pero es lo suficientemente fuerte para que Dios mismo no quiera violarla.
Démosle el equipo que él siempre ha soñado pero nunca ha conseguido.
Su sueño, pues, se encuentra en nuestras manos.