Tú no eres quien piensas ser. De hecho, según el exitoso escritor Craig Groeschel en su obra Ego en el altar, lo que necesitas es tomar la idea que tienes de tu propia identidad, depositarla sobre el altar y sacrificarla. Entrégasela a Dios. Ofrécesela. ¿Por qué? Porque tú eres quien Dios dice que eres. Y mientras no hayas sacrificado tu concepto erróneo y limitado con respecto a tu propia identidad, no te podrás convertir en el que Dios quería que fueras cuando te creó.
Cuando ponemos sobre el altar de la verdad de Dios nuestras identificaciones falsas y esos engaños que nos hacemos a nosotros mismos, descubrimos quiénes somos en realidad, como hijos e hijas suyos. En lugar de vivir con un yo movido desde fuera, que basa su vida y sus acciones en la aprobación de los demás, aprendemos a vivir con un «Ego en el altar», que es la visión de Dios sobre aquel en quien nos estamos convirtiendo. Descubre la manera de entregar tu yo quebrantado para poder liberar tu «Ego en el altar», de manera que te conviertas en un sacrificio vivo.
Una vez que conozcamos nuestra verdadera identidad y comencemos a crecer en nuestra semejanza con Cristo, podremos actuar de acuerdo con lo que se nos ha revelado, con una conducta llena de valentía, unas oraciones donde la timidez esté ausente, unas palabras llenas de fe auténtica y una obediencia movida por el amor, en la cual ya no exista el temor. El yo en el altar te revelará quién dice Dios que eres, y quién quiere Dios que llegues a ser.