Una historia sencilla para fomentar el diálogo entre padres, seres queridos e hijos durante momentos de dificultad o duelo.
Acompaña a Mili en su primera visita al cementerio, a recordar la memoria de su abuelo. Su abuelita comparte con ella un ejemplo simple de lo que le sucede a los cuerpos de las personas cuando envejecen y dejan de funcionar.
La simple metáfora de que cortar una uña de la mano o un mechón de cabello no provoca dolor ni significa que sufriremos por largo tiempo, sirve para explicar que lo mismo sucede cuando el espíritu se separa del cuerpo y vive con Dios sin dolor ni sufrimiento. Un concepto que vale la pena compartir con sus hijos, aun antes de que experimenten la pérdida de un ser querido.