Ejerciendo la recomendación paulina de someterlo todo a prueba y aferrarse a lo bueno, el autor “entresaca lo precioso de lo vil” (Jer. 15:19 RVR) en sentencias y reflexiones ajenas a las Escrituras y provenientes de muy diversos contextos culturales; identificando el elemento de veracidad presente en muchas de ellas, al evaluarlas a la luz del criterio bíblico.
Un libro que puede encuadrarse en la tradición cristiana alejandrina que considera que Dios se revela también de cierto modo a los cultos paganos, en muchas de sus construcciones culturales y aún a pesar de ellos mismos.
Bajo esta convicción, el autor somete sin temor muchas afirmaciones representativas de la cultura secular a la norma bíblica, encontrando muchos puntos de contacto entre ellas que esclarecen y reafirman las enseñanzas bíblicas clásicas de una manera razonable, coherente y actual.