La pandemia del COVID-19 ha venido a revelar las deficiencias de nuestra generación de creyentes en el tema del autocuidado y de cómo ordenar nuestras vidas. Necesitamos una perspectiva bíblica, balanceada y práctica. Actualmente hay dos vertientes del discurso y como toda dicotomía, dichos extremos no necesariamente nos llevan a un balance sano. Nos hacemos preguntas como:
- ¿Qué dice Dios acerca del autocuidado?
- ¿Por qué y cómo puedo cuidarme y ordenar mi vida de manera integral?
- ¿No es egoísta?
- ¿No es pecado poner énfasis en el cuidado del cuerpo?
Vemos claras instrucciones en la Escritura de que el ser humano está llamado a amar con toda su mente, alma, fuerzas y corazón (dos de estos implican la parte física). Dios nos ha dado un cuerpo y cuando vino a la tierra vino en un cuerpo. Cuando ascendió al cielo ascendió en un cuerpo, pero cuando fue necesario crucificarlo, lo hizo.