Todo matrimonio es un campo a ser cultivado.
Todo matrimonio necesita de inversión y renuncia.
No hay matrimonio perfecto ni matrimonio ideal.
No existe esa idea de dos personas completamente compatibles.
Un matrimonio feliz es construido con inteligencia, dedicación y esfuerzo.
En Casados & Felices el autor compara el matrimonio a una maleta vieja, pesada y sin manija. La figura parece rara y negativa, pero es sugestiva. Cuando nos casamos llevamos para la casa una maleta con nuestro ajuar. En ese ajuar, llevamos no solo ropas y lencería, ropas de mesa y baño, sino también llevamos nuestros hábitos, mañas, cultura, idiosincrasias, vicios y deformidades. Cuando abrimos esas maletas y juntamos las cosas, algunas cosas sobran, y esas cosas incomodan, y mucho.
Deberíamos ser más sensibles a nuestro cónyuge y menos apegados a esas reliquias y antigüedades que transportamos en esa maleta vieja y sin manija.