El poder transformador del Evangelio de Jesucristo El avivamiento es una iniciativa divina Y debe ser seguido de una interpretación que consiga trasladarlo a conceptos prácticos que generen una reforma de la cultura y sus instituciones. Por supuesto, esta se produce inicialmente en la mentalidad de las personas.
“En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad”.
—Efesios 4:22-24
La reforma es una tarea de la Iglesia El avivamiento vendrá acompañado de una reforma cultural y una restauración social, económica y política. Llegará cuando la Iglesia venza sus prejuicios, abrace a su comunidad y libere los dones que hoy tiene sentados en las bancas. Los enviará como misioneros, como apóstoles, como “agentes” a las áreas empresariales, políticas, académicas; es decir, a todo el mundo para redimirlo para Cristo. La restauración será el futuro natural del avivamiento y la reforma