Un encuentro con el Espíritu Santo marcará tu vida para siempre. Por encima de la protección, provisión y promoción que Dios pueda darte, búscalo a Él. Aléjate de las motivaciones egoístas y procura su comunión antes que su bendición.
No te conformes con un conocimiento intelectual de Dios. Resiste la idea de vivir fuera de su presencia. Tenerlo a Él es poseer el tesoro más grande del mundo. Tener comunión con Él es acceder a todos sus privilegios.
¡Enamórate y apasiónate por su presencia! Cuanto más lo conozcas más querrás de Él, ¡ya lo verás!