¿Le conocen por las maletas que se hecha a cuestas?
Viajeros cansados. Los has visto… todo lo que poseen metido en su equipaje. Asombroso a través de terminales y vestíbulos de hoteles con maletas overstuffed, troncos, duffels y mochilas.
Dolor de espalda. Los pies se queman. Los párpados se inclinan.
Todos hemos visto gente así.
A veces, somos personas así, si no con nuestro equipaje físico, al menos con nuestra carga espiritual.
Todos estiramos cargas que nunca estábamos destinados a llevar. Miedo. Preocupar. Descontento. No es de extrañar que estemos tan cansados. Estamos cansados de llevar ese exceso de equipaje. ¿No sería bueno perder algunas de esas bolsas?
Esa es la invitación de Max Lucado. Con el Salmo Vigésimo Tercero como nuestra guía, liberemos algunas de las cargas que nunca tuvimos la intención de soportar.
Usando estos versículos como guía, Max Lucado nos guía a través de un inventario útil de nuestras cargas. Que Dios use este Salmo para recordarle que libere las cargas que nunca debía soportar.