La esperanza no es una cosa, un lugar, una situación ni una experiencia. La esperanza es una persona, y Su nombre es Jesús.
Todos ponemos nuestra esperanza en algo. Si el objeto de nuestra esperanza es temporal, la esperanza también será temporal. Pero si ponemos nuestra esperanza en algo inamovible e inmutable, la esperanza será eterna. En 40 días de esperanza, el autor bestseller Paul David Tripp explora el papel de la esperanza en la vida diaria del cristiano. Tripp nos recuerda que la esperanza no es un sentimiento, ni un objeto, ni un lugar, sino una persona: Jesucristo.
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