Nuestra cultura está obsesionada con el ego. En nuestras agendas, relaciones y, sobre todo, en línea. Sin embargo, nos contentamos menos que en décadas pasadas. ¿La razón? Hemos olvidado el gozo que resulta de poner a otros primero.
La recuperación de ese gozo nos obliga a vivir alertas, escuchando los «vuelcos del corazón»… señales de quienes en nuestra vida qui zá necesiten una mano de ayuda o una generosa dosis de estímulo.
Escucha, ama, repite ofrece formas prácticas y creativas para es parcir la bondad, incluyendo el amor de nuestra familia y amigos, llegar a los solitarios, bendecir a las «personas necesarias» que nos ayudan para que nuestra vida sea más fácil y agradable cada dia, y amar a los difíciles de amar.
Al dar amor, creamos un espacio seguro donde podemos testificar les sin rodeos el evangelio a otros. Y llegamos a ver vidas cambia das justo ante nuestros ojos, no solo las vidas de los demás, sino también las nuestras. Es tan fácil como uno, dos, tres.
Escucha. Ama. ¿Y entonces? Repite.