Las interrupciones son molestas y a veces exasperantes; pero aún asi, diseñan los mejores planes que Dios tiene para tu vida. Aquellos que al fin de cuentas se diseñaron para ti, y que a menudo se oponen a los tuyos.
Dios interrumpió la vida del profeta Jonás con un llamado que le requirió un cambio de vida total. Jonás se aterrorizó tanto que salió corriendo en dirección opuesta. Sin embargo, lo que aparentemente para él era una interrupción innecesaria e inservible, se transformó en una oportunidad para que fuera parte de algo que, en el mundo del Antiguo Testamento, jamás había sucedido antes.
Esta interrupción fue realmente una intervención divina y tuvo más aventuras y posibilidades de las que él nunca podría haberse imaginado.