Una tibia tarde de verano, en 1967, Dios habló a un niño de cinco años de edad, Stan Steward, mientras estaba tranquilamente sentado en la iglesia de su abuelo en El Cajón, California. Pero ese fue un fugaz momento de claridad en su infancia. Veinte años más tarde, Stan recordó que Dios lo había llamado a embarcarse en la más grande aventura de su vida.
Esta es la historia de Stan, su esposa An, y sus hijos Elle y Stanley; la historia de su compromiso sus de seguir a Dios no importa cual fuera el precio.
Cambiaron la comodidad de la vida suburbana en el sur de California por las congestionadas calles de adoquín en Estambul. Exploraron las regiones aledañas a Turquía, donde se encuentran Irán, Irak, y Siria. Oraron con las tribus nómadas en las regiones del terror, e iluminaron con la luz del evangelio a quienes viven en el Cañón Oscuro.
Pero ninguna de estas aventuras se compara con lo que Dios tenía para ellos más adelante: un peregrinaje de visiones, revelaciones, y dolor. Un peregrinaje a un cáncer en su cuarta etapa, un peregrinaje que les mostró el sendero al Valle de Sombra y de Muerte. Sin embargo, aun allí experimentaron paz, gracia, y una nueva esperanza para aquellos que los rodeaban.