Este libro nos muestra parte de la vida de una persona ciega de nacimiento, que contra todo pronóstico, llegó a ser pastor. Además nos enseña de forma práctica, bíblica, y amena sobre cómo debemos actuar como iglesia, para evangelizar, y discipular a las personas con discapacidad.
El creador de este escrito tiene un singular don para llevarnos de la mano a través de su mundo carente de luz y convertirlo en un camino lleno de diferentes matices testimoniales. En su relato autobiográfico que nace de un corazón pastoral, académico, preparado y sufrido, la obra nos lleva a sentir el proceso del dolor, donde podemos reconocer las huellas de un hombre experimentado en quebrantos.
El escritor nos desafía a practicar la misericordia y la no acepción de personas; haciéndonos sentir que de nada sirve decir que amamos a Dios como algo prioritario, si esto no tiene implicaciones lógicas de reflejar ese amor en acción directa hacia quienes más sufren.
Donde el tema discapacidad está queriendo “salir del clóset”, en esta producción se percibe la hermandad de la verdad del evangelio con el amor de Dios en acción. Se llama a la Iglesia de Cristo a no renunciar a esa visión como algo digno y deseable a corto plazo.